Valores Espirituales

(Triángulos Boletín 192)

En el corazón de todo crecimiento psicológico y espiritual está una evolución hacia las correctas relaciones caracterizada por valores espirituales más elevados; por definición, las correctas relaciones están regidas por un programa de valores espirituales. Todos y cada uno reconocen valores más elevados. Incluso si actualmente hay poca o ninguna divulgación o entrenamiento formal acerca de los valores en la educación, la mayoría de adultos pueden identificarlos fácilmente. Uno podría hacer la hipótesis de que esto es así porque los grandes maestros espirituales— Cristo, Buddha, Lao Tse, etc. Demostraron esos valores con sus vidas y dejaron profundas impresiones en la psique humana. Eso es verdad. También puede ser verdad que estos valores estén implantados en el corazón del alma humana y que los Maestros espirituales simplemente pueden expresar plenamente lo que ya está presente de forma innata. A menudo, los valores espirituales son reconocidos como objetivos aspiracionales. Las correctas relaciones entre individuos, naciones y reinos de vida en el planeta sólo son posibles a través de la expresión vivida de valores espirituales. Esto debería decirnos algo importante—los valores espirituales son energías vivientes innatas que cuando se encarnan y se expresan completamente crean correctas relaciones.

Toda evidencia apunta a que la humanidad está evolucionando hacia una más completa expresión de los valores espirituales. Gandhi señaló el camino para conseguir esta transformación evolutiva: “sé el cambio que quieres ver”, dijo. Paradójicamente, la lucha de cada individuo para vivir desde esos valores espirituales es lo que presenta la humanidad como un grupo que se mueve hacia una cultura que sea un reflejo más exacto de los valores espirituales. El alma en cada uno de nosotros demanda alivio de la fricción, el caos y el conflicto engendrado por valores regresivos más bajos—el egoísmo, el separatismo, la avaricia, y otros. El alma aspira simplemente a ser lo que ya es—amor, sabiduría, luz, servicio desinteresado y buena voluntad en acción, unidad, armonía y sacrificio—y a ser liberada de todo lo que obstruye y dificulta su plenitud de ser. El sufrimiento, en este contexto, es meramente la intuición de las relaciones equivocadas basadas en los valores erróneos.

Los triángulos son una configuración o diseño específico reconocido por el campo de las matemáticas y el de la arquitectura, como una estructura más estable, y por la psicología como un diseño potencialmente difícil de consolidar. La psicología reconoce el poder destructivo potencial de la triangulación cuando hay carencia de transparencia e igualdad (relaciones incorrectas) dentro del triángulo, tal y como ocurre cuando la alineación entre dos puntos excluye el tercero. Los Triángulos, por tanto, pueden ayudar a traer poder, estabilidad y correctas relaciones cuando se usan a través de valores más elevados. Cuando se crean los triángulos con los objetivos aspiracionales más elevados y los valores espirituales expresados en la Gran Invocación, se crea un modelo para las correctas relaciones basado en el amor desinteresado y la aspiración unida del alma. Por tanto, el uso de los Triángulos es un modo de “ser el cambio que quieres ver” y ayudar a crear correctas relaciones encarnando valores espirituales en la tierra.