LA RESPIRACIÓN ES LA VIDA


A lo largo de la historia de la espiritualidad humana, con su diversidad de mitos, prácticas y creencias, la respiración ha sido siempre origen de meditación y reflexión. No tiene nada de sorprendente. El aliento está ligado con la Vida. Respirar es vivir. Cuando los seres humanos nacen, al igual que los mamíferos, las aves y los reptiles, respiran por primera vez –y con su último aliento, la vida se retira de su cuerpo. La respiración afirma la relación con el mundo: para mantener la vida, debemos extraer el oxígeno necesario de la atmósfera y liberar en ella dióxido de carbono. Los antiguos maestros de Yoga creían que la forma en la que uno respira determina la duración y calidad de su vida, una visión basada en la observación de los ritmos de la naturaleza. Se pensaba que todo ser vivo poseía un número determinado de inhalaciones, de donde surgió la idea de que una respiración lenta y rítmica, al mantener el cuerpo bien abastecido de oxígeno, contribuía a una vida más larga y armónica.

Usted sabe que nuestra respiración es la inhalación y la exhalación de aire. El órgano que sirve para esto son los pulmones, que descansan rodeando al corazón, de manera que el aire que pasa a través de ellos envuelve al corazón. De este modo, respirar es un camino natural al corazón. Y así, habiendo recogido su mente en su interior, condúzcala al canal de la respiración a través del cual el aire llega al corazón y, junto con este aire inhalado, obligue a su mente a descender al corazón y a permanecer ahí.

Nicéforo el Solitario

El vínculo entre el aliento y la vida queda afirmado en la palabra del latín spiritus que, además de significar espíritu, valor y vigor, también significa aliento. La misma idea se repite en los lenguajes semíticos, incluido el árabe, en los que la palabra para espíritu se asocia con aspectos del aire, incluyendo la respiración, el viento e incluso el olor. Y en sánscrito, la palabra prana, además de significar aliento y respiración, hace referencia al Principio Vital, energía, espíritu y ‘aires vitales’.

En las tradiciones Vajrayana del budismo tibetano, rLung significa viento o aliento y es un concepto particularmente importante para entender el cuerpo sutil y los Tres Vajras (cuerpo, habla y mente). La descripción general de rLung es que es un flujo sutil de energía y, de los cinco elementos (aire, fuego, agua, tierra y espacio), conecta más estrechamente con el aire. Sin embargo, no es simplemente el aire que respiramos o el gas en nuestro estómago, va mucho más lejos. rLung es como un caballo y la mente es el jinete, si al caballo le pasa algo, el jinete no podrá montarlo adecuadamente. La función general de rLung es ayudar al crecimiento, al movimiento del cuerpo, a la exhalación y la inhalación, y ayudar al funcionamiento de la mente, el habla y el cuerpo. Su función más importante es transmitir los movimientos de mente, habla y cuerpo.

Así, la respiración no sólo simboliza la relación con el entorno físico sino también con el entorno sutil de energías y fuerzas. La Biblia hebrea describe cómo Adán se convirtió en un alma viva cuando Dios insufló el aliento de la vida en una sustancia inerte (arcilla), y sugiere que en el momento de la muerte el aliento vuelve a Dios.

En la cristiandad existe una tradición de respiración espiritual. Mientras que la respiración física es automática, la respiración espiritual es un acto consciente –introducir imaginariamente las energías puras del Espíritu Santo al inhalar, y expulsar todo lo que queda por redimir al exhalar. La práctica budista del Tonglen, popularizada en la tradición de Shamballa, es una práctica de respiración compasiva. Pema Chodron pone como ejemplo un niño al que conocemos que está con un dolor: inhalamos el deseo de eliminar todo el dolor y miedo de ese niño. A continuación, al exhalar, enviamos al niño felicidad, alegría o lo que sea que pueda aliviar su dolor. El Tonglen también se utiliza para aspirar las impurezas de la psique colectiva (ira, violencia, codicia) y para exhalar energías iluminadas de sanación.

Las prácticas de meditación budista que se han extendido ampliamente por occidente a menudo comienzan con un ejercicio de concentración enfocado en respirar atentamente –la cuidadosa observación de la respiración se convierte en una técnica para desarrollar la capacidad de la mente de concentrarse y enfocarse. El reto consiste en observar con plena atención la inhalación y exhalación del aliento, respiración a respiración. Tal comola revista Time comentó recientemente, por todo el mundo occidental los hospitales y centros médicos están enseñando la técnica de reducción del estrés basada en la atención plena (Mindfulness-Based Stress Reduction – MBSR). La tradición oriental del pranayama es un acercamiento activo a la respiración, desarrollando la percepción y el poder espiritual mediante la cuidadosa regulación del ritmo respiratorio.

Al nacer inhalamos y la materia que somos queda impresa con un patrón cósmico que contiene potencialmente el símbolo del propósito de nuestras vidas. La muerte tal como la entendemos sobreviene cuando la chispa que mantuvo todo unido parte y transita a otra dimensión. Y aunque la forma muere, sabemos que la vida continúa. En las antiguas tradiciones védicas orientales, la fuerza vital recibía el nombre de prana, que se entendía como una energía cósmica que fluye a nuestro sistema desde lugares lejanos y que, por medio del sol, conecta todas las cosas entre sí. Las corrientes pránicas distinguen a los vivos de los muertos. En el Prashna Upanishad se llama al prana el aliento eterno, la esencia de la vida, “…el universo [es] uno con prana. El sol saliente se difunde por el Este, y llena de energía a todos los seres que allí habitan…”

La teósofa H. P. Blavatsky habló de la “vida” como esa esencia misteriosa que penetra en todas las cosas y sintetiza los tres grandes aspectos de materia, alma y espíritu. A medida que ampliamos nuestro sentido de relación extendiéndolo más allá de nuestros amigos y familia para incluir a nuestro grupo, nuestra nación, al mundo de las naciones y a la humanidad una, reconocemos que a través de esta inmensa red de relaciones todos podemos desempeñar una parte en la distribución de la energía de buena voluntad. Juntos aprendemos a respirar en la energía de amor proveniente de los niveles superiores de consciencia, y la enviamos al mundo. De esta manera ayudamos al establecimiento de las correctas relaciones humanas y a sanar las divisiones de nuestro mundo.

Todos participamos en este mismo aliento –animales, plantas, nuestros semejantes, y los reinos espirituales superiores. El mero hecho de tener este reconocimiento presente cuando inhalamos y exhalamos puede constituir una práctica espiritual sencilla que, a lo largo del tiempo, sirva para alentar la consciencia de unidad. Se dice que recibimos el prana del sol, de nuestros alimentos, y del reposo, pero la fuente más importante está en la respiración. Se cree que la cualidad y cantidad de prana tiene una relación directa con el estado mental. Debido al estrés de las condiciones planetarias para muchas personas, el flujo de prana ha sido interrumpido, dando como resultado condiciones como el miedo, la preocupación, la depresión, la duda y muchas otras emociones negativas que a menudo conducen a enfermedades físicas.

Estos problemas surgen del hecho de que la humanidad lleva demasiado tiempo situándose fuera del flujo circulatorio divino, y ha caído presa del materialismo, el egoísmo y la separatividad. Hemos roto el vínculo con la gran Cadena de la Vida, y debido a que la humanidad es el eslabón central de esa cadena, las consecuencias de esta ruptura han sido severas. La crisis del cambio climático puede atribuirse parcialmente a que la humanidad está viviendo fuera de los ritmos de la naturaleza que son, de hecho, los ritmos del alma. La contaminación planetaria tiene así su punto de origen en los niveles sutiles de la consciencia emocional y mental, que en la actualidad están saturados de oscuras y turbulentas nubes de pensamiento y emoción. En algunos escritos espirituales, estas condiciones se conocen como espejismo e ilusión, condiciones que impiden la capacidad de ver y actuar de acuerdo al ser superior, el alma. En estas brumas y nieblas vive y se mueve la humanidad, viendo todas las cosas deformadas y distorsionadas.

Se ha solicitado a los buscadores espirituales y, cada vez más, a los grupos espirituales, que hagan un esfuerzo por vivir por encima de estas nieblas y brumas y que utilicen el poder de su pensamiento colectivo para producir un cambio en las condiciones planetarias. Casi podríamos decir que estos grupos constituyen una banda de ecologistas espirituales, trabajando en el reino interior de las causas, más que con los efectos, y de ahí su capacidad para ayudar en los procesos de transformación planetaria, especialmente cuando se coordinan con los momentos clave del ciclo anual, como los festivales de Pascua, Wesak y Buena Voluntad. Pero este grupo todavía tiene que alcanzar su plenitud, y en las próximas décadas veremos un esfuerzo más coordinado por parte de los grupos espirituales del mundo para trabajar unidos y satisfacer la necesidad. Este grupo, compuesto de miles de pequeños grupos, puede crear un canal a través del cual afluya la energía espiritual. Por ejemplo, no debemos subestimar el efecto acumulativo de la enunciación de la Gran Invocación y de la palabra sagrada, el OM, cuando se usan como deberían usarse, para reorientar la consciencia de la humanidad, estabilizar a hombres y mujeres en el ser espiritual, abrir la puerta a la Nueva Era, e introducir una civilización nueva y mejor.

Los pueblos antiguos regían sus vidas por los ciclos de la naturaleza. Hay muchos ciclos que afectan a los reinos de la naturaleza pero los más obvios e importantes son los que se relacionan con el sol y la luna. Estos constituyen símbolos de la inhalación y exhalación de la vida planetaria. Se llaman períodos de intervalo, el momento para la pausa y la reflexión. Las cuatro etapas principales de los ciclos respiratorios son el período de inhalación, que corresponde a la etapa de alineamiento con la práctica meditativa; a continuación va el intervalo superior, cuando pausamos para reflexionar y recibir una impresión espiritual. Esto va seguido por el período de exhalación de las energías contactadas que, a su vez, culmina en el período del intervalo inferior, cuando las energías contactadas se anclan y encuentran expresión a través de la forma.

La respiración es una corriente que puede ligarse a cualquier cosa o ser, cerca o lejos, si uno sabe como ligarla, y quienes son maestros de la respiración pueden atraer a todas las cosas de la vida.Mahadeva, el Señor de los Yoguis, ha dicho que no hay nada sobre la faz de la tierra que no puedan lograr los maestros de la respiración. Pero a quien no conoce su dominio, le resulta difícil incluso llevar una vida sana.

Hazrat Inayat Khan

El ciclo respiratorio gobierna toda la vida y, a medida que ordenamos nuestra vida en ese patrón, nos convertimos en trabajadores mucho más efectivos. Respiramos más profunda y fácilmente. La vida empieza a fluir sin tanto esfuerzo porque tenemos fe en la sabiduría del alma y en su capacidad para establecer relaciones. Pero establecer estos nuevos ritmos que tan frecuentemente parecen ir en contra de gran parte de la cultura contemporánea requiere tiempo y paciencia. Afortunadamente para nosotros, estamos adentrándonos en una época en la que las condiciones planetarias facilitan la vuelta a una forma de vivir y respirar más rítmica. Con la llegada de la era de Acuario, se fomenta la hermandad y la libertad.

A medida que nos adentramos en esta nueva era zodiacal, también nos adentramos en un nuevo elemento y, en el caso de Acuario, ese elemento es el aire. Hay un período de transición de quinientos años entre eras durante el cual las energías del signo antiguo y sus cualidades elementales se vuelven menos dominantes y son gradualmente sustituidas por las de la nueva era entrante. Sin embargo, con cada década que pasa nos adentramos en la influencia del elemento aire, que no sólo está relacionado con una creciente polarización mental, sino también con el aspecto superior de la mente, la intuición. De manera que estamos pasando de una era cualificada por el elemento agua y su asociación con la naturaleza de los sentimientos, a un signo en el que el cuerpo mental adquirirá un control creciente. Esto ayudará a la humanidad a lograr un avance importante hacia un mayor control emocional.

A medida que se domina la respiración, se domina la vida. La forma más efectiva de lograr cosas tan difíciles como escalar una montaña o dar a luz un hijo es mediante una respiración rítmica que permite a la consciencia transcender las limitaciones físicas y mentales enfocándose en alguna cualidad transcendental. Pero debido al estrés de la vida contemporánea, muchas personas respiran de forma superficial e inconexa, a menudo con escaso reconocimiento consciente de que lo hacen. En nuestra carrera por hacer, nos olvidamos de respirar. Las personas suelen ser poco conscientes de los efectos que el estrés ejerce sobre ellas, a no ser que empiecen a colapsar físicamente. En la actualidad, se aprecia una situación generalizada en la que el prana está corto-circuitado, creando bloqueos en el flujo de energía con la consiguiente merma. El ritmo de la vida contemporánea está acelerándose y quizá debería ser así, pero paralelamente a esta creciente tensión, que tiene su contraparte espiritual relacionada con la apropiación por parte de la humanidad de la voluntad espiritual, debemos de asegurarnos de continuar respirando. Se ha observado que existe un tipo de “apnea respiratoria” que sucede cuando la gente utiliza demasiada tecnología. Nos olvidamos de respirar y tenemos que volver a centrarnos en esto. La situación es especialmente dañina para los niños que crecientemente se niegan a salir a jugar al mundo “real”, prefiriendo el cautivador mundo irreal que les llama desde el interior de la caja. Las sensibles naturalezas de los niños se sobre-estimulan fácilmente cuando pasan demasiado tiempo conectados a Internet, y esa adicción a la tecnología llega a provocar cambios en la química cerebral.

A lo largo del tiempo, los practicantes espirituales, especialmente los que trabajan en las tradiciones esotéricas u ocultas de las creencias mundiales, han reconocido el poder de la respiración como herramienta de transformación. El empleo de ejercicios respiratorios constituyó una tradición largamente establecida en los ashramas de oriente. Pero estas prácticas se llevaban a cabo bajo la cuidadosa y atenta mirada de un instructor y sólo se empleaban con estudiantes que estaban plenamente preparados para emprenderlas. Hoy, cuando todas las cosas se gritan desde los tejados, muchas personas ‘ponen la carreta delante de los bueyes’ y comienzan su viaje de transformación espiritual con la práctica de ejercicios respiratorios cuando, en cambio, esto debería ser una de las últimas técnicas empleadas. Además, gran parte del foco en la práctica actual de técnicas respiratorias se centra en el aspecto físico de la respiración, cuando debería centrarse en la consciencia. Empleando simples mantrams para acompañar las diferentes etapas de un sencillo inhalar y exhalar, el ejercicio pasa a relacionarse con el servicio, con la expansión de la consciencia, con una sintonización con la energía de amor del universo y se aleja del enfoque en la forma.

A pesar de los evidentes beneficios de trabajar con la respiración, muchas enseñanzas espirituales contienen repetidas advertencias sobre los peligros de los despertares espirituales prematuros, que a menudo se producen entre quienes “juegan con fuego”. Tales prácticas pueden causar la subida de la energía Kundalini, a veces conocida como el poder de la serpiente. Normalmente, esta energía reposa dormida en el centro en la base de la columna hasta que llega el momento en que se despierta naturalmente, mediante una vida de disciplina, meditación, estudio y servicio. Pero, desgraciadamente, en nuestro mundo actual se hace caso omiso de tales advertencias en la búsqueda de efectos rápidos. Buscamos atajos, sin comprender la necesidad de las precauciones necesarias. Los instructores imprudentes de técnicas respiratorias pueden llegar a causar un daño serio a sus seguidores. La gente anhela estimulación y no comprende que la liberación de esta tremenda energía puede tener graves consecuencias, conduciendo a lo que se conoce como sobre-estimulación. La sobre-estimulación puede resultar, entre otras cosas, en desequilibrios mentales, alucinaciones, una naturaleza exageradamente crítica, una fuerte convicción en el destino personal, insomnio y estimulación sexual. Esta sobre-estimulación es una de las principales razones por las cuales el sendero del desarrollo espiritual es tan exigente, denominándoselo a veces el ‘sendero del filo de la navaja’. El problema es que, una vez que estas fuerzas se han liberado, es muy difícil poder volver a controlarlas. A menudo, la mejor solución a estas situaciones es abstenerse de toda meditación y estudio hasta que la condición se estabilice, lo que puede llevar años, o toda una vida.

Se dice que la nueva era verá el nacimiento de una nueva forma de yoga, el Agni Yoga –el Yoga del Fuego– también conocido en algunas escrituras como el Yoga de la Vida. El Agni Yoga está relacionado con la noción de unicidad, de una hermandad realizada en lugar de la actual teoría. Sus notas claves son la síntesis y la universalidad, adquiridas a través de la identificación con la totalidad, con la vida misma. De ahí su conexión con el aliento y el aire, porque en cierto sentido este yoga es una personificación de estas cualidades. Siempre existe una fuerte interrelación entre aire y fuego, por ser elementos complementarios. En cierto sentido es el fuego el que prepara el camino para el aire destruyendo o quemando las barreras que han fomentado hasta ahora la noción de separatividad –barreras como raza, clase, edad, sexo, religión, nacionalidad y orientación sexual. A medida que desaparecen estas barreras el aliento fluye libremente y alcanza todas las cosas. Los yogas del pasado se ocupaban cada uno de un aspecto específico de la vida, con un cuerpo en particular, pero este nuevo yoga que viene abarcará “la esencia de toda la vida […] evadiendo lo insignificante”. ( Agni Yoga, 158)

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