Agosto 2011

En los escritos de Alice Bailey se dice que el gran logro espiritual y gran acontecimiento evolutivo de nuestra era será el establecimiento de la comunión y las relaciones humanas entre todos los pueblos, haciendo posible que las personas en todas partes se reúnan en la Presencia del Cristo y compartan el pan y el vino (símbolos del alimento). Ella comenta que las preparaciones para esta simbólica fiesta compartida están en camino, y que los preparativos se realizan a medida que los pueblos luchan y legislan para el sustento económico de sus países y el tema de los alimentos ocupa la atención de los legisladores en todo el mundo. No debe subestimarse la dificultad de esta tarea, ya que es innegable que las tierras fértiles de la tierra, así como los minerales, el agua y otros recursos que sustentan la vida humana, están lejos de ser distribuidos equitativamente entre las naciones. Por lo tanto, llegar a compartir correctamente requiere que los gobiernos nacionales superen su egoísmo. ¿Qué están haciendo actualmente los gobiernos del mundo para enfrentar este desafío?

A principios de mayo este año, las Naciones Unidas convocó una Conferencia sobre los Países Menos Adelantados (PMA) en Estambul. La ONU utiliza tres criterios principales para decidir si un país entra en esta categoría: bajos ingresos; debilidad de recursos humanos (basado en indicadores de nutrición, salud, educación y alfabetización de adultos); y la vulnerabilidad económica. Por el momento, 48 países en todo el mundo se clasifican como PMAs.1. Avanzar hacia un estado más desarrollado es un proceso complejo que implica muchos factores diferentes, y esto fue reconocido en el Programa de Acción lanzado por la Conferencia. Sin embargo, un componente importante del desarrollo sigue siendo la ayuda directa de los gobiernos para el desarrollo. La ayuda para el desarrollo es distinta de la ayuda humanitaria, que se da en respuesta a desastres a corto plazo.

La simplicidad de la palabra 'ayuda' oculta la complejidad de los factores políticos y económicos que entran en juego cuando se considera quién da qué y a quién. Por poner un ejemplo reciente, Gran Bretaña ha sido uno de los donantes a largo plazo a la India, en parte debido a su vínculo histórico como una ex colonia. Pero ahora, el progreso económico de la India significa que la India tiene su propio programa de ayuda y un programa espacial pequeño pero creciente. Así pues, la pregunta de si Gran Bretaña debe seguir dando ayuda a la India ha recibido la atención de los medios de comunicación británicos e indios. Un hecho clave que complica el panorama es que la pobreza sigue siendo un factor importante en la sociedad de la India: como lo señala el economista Andy Sumner, casi mil millones de personas que viven en países de ingresos medios como la India, son pobres.

Así que los donantes tienen que considerar no sólo a los países menos adelantados, que tienen un alto promedio de los niveles de pobreza (lo que implica también en el extremo inferior, extremos terribles de pobreza), sino también los pobres dentro de los países de ingresos medianos, que pueden requerir que se empleen métodos más sofisticados para ser detectados. Al entrar en una era de alta tecnología, la transferencia de datos (por ejemplo, imágenes de satélite), conocimientos (por ejemplo, cómo interpretar estos datos) y experiencia (por ejemplo, cómo traducir estas interpretaciones en políticas positivas) puede llegar a ser cada vez más importante para los gobiernos de los países de ingresos medianos, en lo relacionado a las transferencias monetarias simples. Y, como sostiene Sumner, los países de ingresos medianos pueden también "estar más preocupados con el diseño de políticas de desarrollo favorables y coherentes sobre las remesas y la migración, las preferencias comerciales y las negociaciones sobre el clima y la financiación".

Como un conjunto de objetivos amplios para los resultados de la ayuda, los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas ayudan a dar una respuesta relativamente simple a la pregunta, "¿Qué intenta lograr la ayuda?"2. No obstante, debido a que cada país «en desarrollo» estará en una etapa diferente en el logro de cada uno de los ocho objetivos, significa que todavía los países donantes tienen que considerar cómo ayudar a cada destinatario analizando caso por caso. Una meta básica de las Naciones Unidas para la cantidad necesaria para alcanzar esos objetivos, acordados en 1970, consiste en que los países donantes deberían dar el 0,7% del PIB, que un pequeño número de países desarrollados ahora cumplen o superan. 3

No todo el mundo cree que la ayuda es un bien incontaminado. El economista húngaro Peter Baeur propuso que la ayuda aumenta el poder de los gobiernos y fomenta la corrupción y, haciendo eco de este argumento, la economista africana Dambisa Moyo, en su libro Dead Aid (Ayuda Estéril), sugiere que la ayuda no es una buena idea, pero que la inversión extranjera sí lo es. Ella cree que, tal como está la situación ahora, la ayuda exterior sólo agrava los problemas de África y que si se suspende, realmente estimularía el crecimiento económico. Ella dice: "Hay un flujo constante de pruebas, en los últimos 60 años, de que esa ayuda no ha ido a apoyar inversiones productivas, y más bien se ha encaminado a apoyar líderes despóticos y tiránicos en todo el continente. Pero, la corrupción es sólo uno de los problemas. Creo que el problema fundamental es que la ayuda priva de sus derechos a los africanos, y en este sentido significa que los gobiernos no se responsabilizan de los africanos. Pasan su tiempo cortejando a los donantes internacionales que básicamente pagan sus medios de subsistencia". También, el Centro para el Desarrollo Global (cgdev.org), un depósito de pensamiento estadounidense, publica un Índice de Compromiso con el Desarrollo que abarca, no sólo la ayuda, sino también una serie de otros factores tales como comercio, inversión, migración, etc. Se pretende resaltar el hecho de que la ayuda no sólo se mide por la cantidad, sino también por la calidad, y que la política de desarrollo es más que una simple ayuda.

Lo que el Índice de Compromiso con el Desarrollo nos ayuda a retomar, una vez más, es la gran complejidad de las cuestiones involucradas cuando los países simplemente intentan compartir mutuamente. Lo que no se puede negar es que el impulso de compartir nunca está mal. El reto radica en encontrar maneras de canalizar inteligentemente este impulso centrado en el corazón. Actualmente hay muchas iniciativas creativas lideradas por la sociedad civil que están encontrando formas innovadoras para ayudar a los grupos desfavorecidos en cada país. Si los gobiernos pueden encontrar formas de crear asociaciones con la sociedad civil, esto seguramente ayudará a distribuir la ayuda de forma más eficaz. Sobre todo, si la buena voluntad puede motivar de forma inteligente a los gobiernos de los países receptores y donantes y a sus ciudadanos, la ayuda para el desarrollo se convertiría verdaderamente en un compartir correcto, un requisito necesario para la correcta relación entre todos los pueblos de la tierra. Cuando los recursos de la tierra se distribuyan de manera que cada individuo y, por lo tanto, cada nación, puedan realizar su pleno potencial, entonces seguramente veremos una era de cooperación global creativa que marcará un gran avance en el progreso espiritual de la humanidad.

1. Consulte http://en.wikipedia.org/wiki/Least_developed_country#Current_LDCs para obtener una lista.
2. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas se explican con más detalle aquí: www.un.org/spanish/millenniumgoals/
3. Véase www.unmillenniumproject.org/press/07.htm

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