La Circulación Sanguínea Cósmica

Electricidad, Plasma y el Flujo Circulatorio Divino

Aurora

Mientras la ciencia está constantemente descubriendo la naturaleza eléctrica del ser humano - la forma en que el cerebro y el sistema nervioso, el corazón y la sangre, están alimentados por procesos eléctricos - sigue habiendo un hiato en el entendimiento de cómo el ser humano está conectado eléctricamente con su medio ambiente. Si se construyera un puente sobre este hiato, el papel potencial del hombre como intermediario consciente eléctrico, entre el microcosmos y el macrocosmos comenzaría a revelarse. Hasta ahora, la electricidad está descartada como factor significativo en los procesos universales, pero es una verdad que llama cada vez con mayor fuerza a la puerta. Cuando su realidad sea finalmente admitida, la realización de que una circulación sanguínea cósmica circula sobre todo aquello que vive y respira, ayudará a transferir el concepto “de la fraternidad del hombre” y del mero romanticismo se pasará al hecho científico.

En palabras de H.P. Blavatsky, la forma en que el Universo inicia y coordina su proceso de formación es:

"“La radiante luz del universal océano magnético, cuyas eléctricas ondulaciones interpenetran en su incesante movimiento los átomos de la creación entera, revelan a los estudiantes de hipnotismo el alfa y el omega del gran misterio, a pesar de la deficiencias de sus experimentos. Tan sólo el estudio de este agente, soplo divino, descubre los secretos de la psicología y de la fisiología y de los fenómenos cósmicos y espirituales.” 1

Para empezar a abrir estos secretos, la ciencia primero descubrirá las corrientes eléctricas subyacentes que circulan a través del conjunto de la existencia manifestada. Y de hecho, los principales físicos del plasma están revelando ya los aspectos más elementales, al realizar que las corrientes y la radiación electromagnética penetran el enorme y aparentemente vacío del espacio exterior. Cuando esta verdad sea reconocida y aceptada por la ciencia establecida, el hecho de que la sangre de todos los organismos vivos empieza su ciclo por una precipitación del flujo universal, que circula por ondas eléctricas, se convertirá en una hipótesis más creíble. De hecho ya se han hecho reconocimientos provisionales en esta dirección, pero su significado todavía tiene que ser apreciado completamente.

Continúa en la Parte 2

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1 Isis sin Velo Tomo I, P. 282. H.P. Blavatsky (versión inglesa)